Funcionamiento de la cadera
La cadera es una de las articulaciones del cuerpo que soporta mas peso. Si funciona correctamente, usted podrá caminar, sentarse, doblarse y girarse sin dolor. Para que su movimiento sea suave, una compleja red de huesos, cartílago, músculos, ligamentos y tendones debe trabajar en armonía.
La cadera es una articulación muy estable formada por una esfera y una cavidad: una esfera (cabeza femoral) situada en la parte superior del fémur encaja en una cavidad redondeada o con forma de copa (acetábulo) de la pelvis. Bandas de tejido denominadas ligamentos forman una cápsula que conecta la esfera con la cavidad y sujetan los huesos en su sitio.
Una capa de tejido liso denominado cartílago amortigua la superficie de los huesos y ayuda a que la esfera rote con facilidad en la cavidad. El área en torno al hueso por la que se deslizan los músculos y tendones está protegida por sacos con líquido (bolsas). La cápsula que rodea la articulación también tiene un revestimiento (membrana sinovial) que segrega un líquido transparente denominado líquido sinovial. Este líquido lubrica la articulación, lo que reduce la fricción y facilita el movimiento.
Las lesiones o las enfermedades pueden dañar la cadera de varios modos que pueden romper o deteriorar el hueso, irritar las bolsas o desgastar el cartílago. La causa más frecuente del dolor de cadera es la artrosis. Otras causas del dolor de cadera son artritis reumatoide, osteoporosis, osteonecrosis (muerte del hueso debida a un aporte sanguíneo insuficiente), lesiones, infección y tumores óseos.
Artrosis
La causa más frecuente de dolor de cadera es la artrosis, una enfermedad articular degenerativa que provoca el desgaste del cartílago articular. Cuando la capa de cartílago, que es la encargada de amortiguar las articulaciones y proteger la superficie de los huesos, se daña o desgasta, los huesos se rozan entre sí, y este contacto resulta doloroso. Puede sentirlo al caminar, sentarse o incluso al estar tumbado para dormir.
Los factores que favorecen el desarrollo y la progresión de la artrosis son la edad, la obesidad, las lesiones articulares y los antecedentes familiares de artrosis (genética). Si bien no existe cura, el diagnóstico y tratamiento precoces son esenciales para ralentizar o prevenir el daño adicional de la articulación de la cadera.
Artritis reumatoide
En la artritis reumatoide se inflama la membrana sinovial (revestimiento de la articulación). Esta inflamación provoca la liberación de sustancias químicas que engrosan la membrana sinovial y dañan el cartílago y el hueso de la articulación afectada. Esta inflamación de la membrana sinovial provoca dolor e hinchazón.
Artritis traumática/necrosis avascular
Una lesión o fractura graves de la cadera pueden dar lugar a veces a necrosis avascular (osteonecrosis). En esta afección, se interrumpe el aporte de sangre a la parte de la esfera del fémur (la cabeza femoral) y el hueso comienza a atrofiarse. Como consecuencia, el cartílago circundante empieza a deteriorarse y produce dolor y otros síntomas.
Fracturas
La edad, las enfermedades y ser mujer incrementan el riesgo de sufrir una fractura de cadera. Al cumplir 50 años, las probabilidades aumentan de forma significativa y se duplican cada 5-6 años a partir de entonces. Las caídas son la causa del 90 % de todas las fracturas de cadera. Las mujeres tienen una probabilidad entre 2 y 3 veces mayor que los hombres de sufrir una fractura de cadera. Además, entre las mujeres, el riesgo de las que tienen una estatura de 1,77 m o más es dos veces mayor que el de las mujeres con una estatura inferior a 1,58 m1.
Osteoporosis
El hueso de la cadera es tejido vivo que el organismo absorbe continuamente y luego sustituye. Cuando el hueso deja de sustituirse a la misma velocidad que se absorbe, disminuye la densidad o masa del hueso, lo que da lugar a un hueso poroso, es decir, osteoporosis. La osteoporosis debilita progresivamente el hueso, lo que incrementa el riesgo de fractura. Los huesos comienzan a debilitarse con la edad, especialmente en las mujeres. Se calcula que la osteoporosis, la enfermedad que vuelve los huesos frágiles y quebradizos, afecta a más de 200 millones de mujeres en todo el mundo2. Con la osteoporosis, las probabilidades de sufrir una fractura ósea en una caída aumentan espectacularmente.
La parte positiva de la artrosis y la osteoporosis es que pueden tratarse. Las dos son enfermedades que suelen empeorar con los años, por lo que es frecuente que el tratamiento consista en más de una estrategia y que varíe con el tiempo. En algunas personas, los tratamientos no quirúrgicos, como las modificaciones del estilo de vida, la medicación y las ayudas de marcha contribuyen a aliviar el dolor. Para otras, la corrección de la alineación de los huesos mediante osteotomía restablece la función normal. En muchos casos, la artroplastia de cadera puede ser la única solución a largo plazo. Usted y su médico podrán determinar las mejores opciones de tratamiento en su caso.